Tuesday, May 30, 2017

La señorial casa del Museo Colonial Charcas



Ingresar a la más señorial de las casonas coloniales que tiene Sucre, es trasladarse a la época del Virreinato de la Plata, cuando la ciudad fue sede de la Real Audiencia de Charcas. Hasta da la impresión que de alguna de las palaciegas y gigantescas habitaciones, saldrán al encuentro los Marqueses de Casa Palacio que allí vivieron. Se trata del inmueble del Museo Colonial Charcas, ubicado en la esquina de las calles Bolívar y Dalence, el cual ha sido restaurado y está listo para albergar una de las más grandes y valiosas colecciones de arte colonial.

Se le realizó un necesario cambio de cubiertas por fases; la primera financiada por la Agencia de Cooperación Española (Aecid) y parcialmente por el Proyecto Sucre Ciudad Universitaria (PSCU) que dio en especies su aporte, de acuerdo a declaraciones de Domingo Izquierdo, Director de la Escuela Taller Sucre (ETS) que participó de la misma con aproximadamente 30 alumnos y ex alumnos.

La segunda fue financiada en su totalidad por la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca y el PSCU.

En la tercera etapa se montará la propuesta museística en aproximadamente siete meses. “A los visitantes les diría que vengan a deleitarse con uno de los tesoros más grandes que tenemos en Sucre, no solo por sus ricas y variadas colecciones que corresponden a la colonia, sino porque el mismo está contenido en un inmueble de gran belleza de la época que le otorga un plus que muy pocos museos poseen”, enfatizó Orieta Durandal, Directora del museo.

Pinturas viajeras

Durandal, relata que fue gracias a dos obras de arte del Museo Colonial Charcas que se logró obtener el financiamiento de la Aecid para la primera etapa de la restauración de las alas norte y sur del inmueble.

En 2010 España solicitó el préstamo de dos de las obras estrella del museo para ser llevadas a Europa a la exposición llamada “Principio Potosí”. Se trataba de “El Cerro Rico y la Villa Imperial” de Gaspar Miguel Berrio y “La Trinidad” de Melchor Pérez de Holguín, que luego de realizadas las gestiones, fueron exhibidas en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid y en el Museo Haus ser Kulturen der Welt de Berlín en Alemania.

Los diplomáticos culturales de España, en agradecimiento, ofrecieron ayuda al museo. Entonces Durandal les presentó el resumen ejecutivo del proyecto de cambio de cubiertas. La respuesta no tardó en llegar y apenas meses después, el Director de la ETS, Domingo Izquierdo, la visitó para comprometer el total apoyo de la escuela con mano de obra gratuita.

La primera fase del proyecto también incluyó medio millón de bolivianos de la Aecid y una contraparte del Proyecto Sucre Ciudad Universitaria, de 100.000 bolivianos. Los trabajos se iniciaron en 2011.

El proyecto original, elaborado con anterioridad por el arquitecto experto en patrimonio Darío Canseco, a través de una licitación lanzada por el PSCU, abarcaba hasta el Museo Antropológico, el cual hubiera sido trasladado a un inmueble propio y concebido para este fin.

“El proyecto era demasiado ampuloso y el financiamiento era realmente enorme, por eso dividimos el proyecto en dos fases. De ahí que la Aecid nos financia la primera fase que concluye el 2013”.

Lamentablemente la mencionada agencia de cooperación, ya no pudo financiar la segunda fase pues Martha Rubio, quien era su representante, anunció que su puesto se cerraba en Bolivia en el tiempo de crisis que atravesaron representaciones internacionales por políticas del Gobierno.

Cambio de la cubierta oeste

La segunda fase de ejecución se inició recién en 2016 y duró aproximadamente siete meses, sin embargo tuvieron que pasar tres largos años antes de que pueda iniciarse. Durante ese tiempo y desde el 2013, el museo se mantuvo cerrado al público.

De acuerdo a la explicación de Durandal, el proyecto se rezagó, entre otros factores porque el proyecto que fue licitado tres veces, se declaró desierto en dos oportunidades debido a que las empresas constructoras no cumplían con las especificaciones que exigía el museo (tener experiencia en el tratamiento de un inmueble patrimonial, primordialmente).

“Esta situación significó hacer un reajuste al proyecto y reinscribirlo ante el Estado”, especificó Durandal.

Finalmente la licitación que fue lanzada el 2016 a nivel nacional, tuvo como adjudicataria a la empresa chuquisaqueña Accidental Charcas. La inversión de esta fase ascendió 1 millón 680 mil bolivianos, según datos proporcionados por el museo.

Patrimonio en mano de expertos

La directora del Museo, a tiempo de entregar la obra, explicó que el techo no tiene ni un solo clavo ni alambres y que todo el trabajo se hizo a mano, recuperando las técnicas tradicionales.

Así lo corrobora el Director de la ETS, Domingo Izquierdo, quien explica que se consolidó el techo de materiales originales como el curi, especie de cañahueca más estilizada pero maciza, la cual es muy propia de Chuquisaca y se sacaba a lomo de mula de los valles de la región.

“También hay cañahuecas y en ambos casos están amarrados con tientos o lazos de cuero”, precisó Izquierdo a ECOS.

Sobre las tejas originales, dice que pudieron rescatar el 80%. Entre los descubrimientos del ala norte (que da a la calle Bolívar), están los colores originales de la sala principal o sala azul donde también hubo un trabajo de restauración mural de la cenefa que se encontró al bajar el tumbadillo. En cambio en el ala sur el color de las paredes recuperó su original “rojo almagro”.

Izquierdo cree que los detalles en la decoración, como la pintura mural, o los tallados de las portezuelas que muestran un escudo de armas y un águila bicéfala, corresponden a la época de los marqueses de Casa Palacio.

Igualmente hace notar la belleza de las vigas originales que sustentan el techo las cuales son rústicas y cortadas con azuela (hacha). Hay otras de pino Oregón que habrían sido donadas por el Gobierno Norteamericano, a manera de ayuda luego del terremoto de 1948 que seguramente afectó este inmueble.

La capilla del Cristo del Gran Poder también fue restaurada y el Director de ETS sugiere colocar una réplica del mismo, para enriquecer la propuesta museográfica.

Taller de restauración

El Museo Colonial Charcas es el único que tiene un taller de restauración, ahora a cargo de Ramón Antonio Delgado Loayza, ex alumno de la ETS. Él, junto a otros chuquisaqueños, fue parte de un curso internacional de especialización de recursos humanos bolivianos en restauración dictado por expertos italianos y andinos en 2008, gestionado por el Instituto Italo Americano (IILA).

De entre los estudiantes de los cinco países participantes, los mejores exámenes fueron rendidos por los chuquisaqueños que ganaron becas en la Universidad de Urbino en Italia. “Un total de seis personas de Sucre fueron a especializarse a Italia”, dijo Durandal. IILA también dejó materiales y equipamiento para el taller.

Obras de arte a buen resguardo

Por lo pronto las obras de arte están guardadas en depósitos bajo el control de cámaras y dispositivos electrónicos que miden la humedad y la temperatura. Todas las piezas están sobre soportes y libres de polvo.

Las 1414 obras, fueron movidas con fichas, como parte del procedimiento para ser colocadas, pieza por pieza, en los mencionados depósitos. La Aecid donó una peana (soporte) de 12 carriles para almacenar gran parte de la colección.

El nuevo proyecto museográfico

Ahora el museo contará historias y no sólo se limitará a exhibir las obras apiladas unas sobre otras.

El perfil de la “Implementación del Proyecto Museográfico para el Museo Colonial Charcas” que fue presentado al Rector de la Universidad, plantea el acomodo de obras, señalización e información, a cargo del personal del museo.

“El proyecto museográfico permitirá contextualizar toda la colección del Museo Colonial Charcas, la cual es grande en número, pero también diversa y de una calidad excepcional”, aclaró la directora antes de mencionar que cuentan con un espacio de 2.000 metros cuadrados organizados en 19 salas.

Como adelanto, Durandal mencionó que la primera sala se llamará “La semilla de la evangelización en la Real Audiencia de Charcas” e introduce a la época Colonial a través de sus obras de arte y principales artistas.

El ingreso será a través del salón azul. Otra sala estará dedicada al Arcángel San Gabriel “Patrono de la Villa de La Plata” quien habría marcado el día de su fundación un 29 de Septiembre de 1538. Las advocaciones en las provincias de la Virgen en la Real Audiencia de Charcas, también serán motivo en otra de las salas.

El recorrido rápido será de 45 minutos, pero todo depende del visitante. Para algunos no es suficiente ni el día completo y vuelven al siguiente, según dijo su directora.

“Lo que haremos será una valoración de toda la colección para buscar generar un diálogo entre las obras y el visitante, de manera que cuando salga tenga una idea clara de la historia de esta ciudad”, enfatizó Durandal.

La colección

Entre la colección del Museo Colonial Charcas cuentan pinturas en soporte madera, lienzo y metal de diferentes estilos, predominando las religiosas de la época colonial.

También hay colecciones de muebles, algunos de ellos estuvieron en el Castillo de la Glorieta y son parte de la colección “Arana” del Banco Central de Bolivia que, en calidad de comodato, está bajo el resguardo del museo.

Precisamente la pintura en formato grande de la Princesa Clotilde Urioste de Argandoña, figura entre las obras estrella del museo.

La misma fue pintada en París cuando ella era joven.

Otra de las joyas de los bolivianos, resguardada en el Museo Colonial Charcas, es la pintura viajera de la descripción del “Cerro Rico y la Villa Imperial” de Potosí de Gaspar Miguel de Berrio (1758) y también la colección de de Melchor Pérez de Holguín, entre ellas “La Trinidad”, con una iconografía única.

Sorprendente es la colección de objetos de plata del Cerro Rico de Potosí, así como la colección de muebles “bargueños”, conocidos también como muebles secreteros por tener cajoncitos escondidos unos dentro de otros.

El museo también abarca la galería de arte contemporáneo que se fundó sobre la colección de El Ateneo.

Misterios de la casa

La casa donde se ubican los museos Colonial Charcas y Antropológico es una de las más antiguas de Sucre y data de alrededores de 1563 – 1573 cuyos constructores habrían sido Toribio de Acar y Miguel de Veramendi, de acuerdo a la investigación de Rosario Barahona plasmada en la publicación, “La Casa del Muro Perdido”.

Allí dice que el inmueble consta de un solo piso, con excepción de la parte superior derecha.

La irregularidad del tejado es típicamente colonial pero la disposición de las pilastras escalonadas es completamente excepcional en la arquitectura de Sucre.

El historiador William Lofstrom sostiene que ésta era una de las casas descritas con torre por los cronistas; quedaría un vestigio en la arquitectura a un lado de la portada de piedra tallada (de estilo manierista).

A la vista se aprecia igualmente que la composición exterior es más rica de lo habitual en las casas chuquisaqueñas con ventanas recubiertas de hierro de Vizcaya traído desde España, lo cual fue signo de bonanza económica y además muy típicas de Potosí por ser salidas y no al nivel de la pared.

Su patio es elegante, de espaciosos pasillos cubiertos por arcadas de columnas dóricas, que conforman un característico alfiz morisco, según descripción de la arquitecta Teresa Gisbert.

En sus altos se halla el salón principal y varios dormitorios de enormes dimensiones.

El oratorio albergó al Cristo del Gran Poder. También tiene un segundo patio que estuvo destinado al personal de servicio.

Los Marqueses de Casa Palacio

La casa habría sido adquirida entre 1755 o 1760 por sus más ilustres propietarios, los Marqueses de Casa Palacio cuya fortuna y cuna fue forjada en el Cerro Rico de Potosí. “Dentro de los límites de la arquitectura de adobe bastante primitiva de la época, fue un hogar muy elegante”, enfatiza William Lofstrom.

Al tener acceso a la descripción de los bienes del “marquesito” (como llama Lofstrom al hijo único de los marqueses de Casa Palacio), cuando se casó con la hija de un oidor, dice que quedó sorprendido al imaginar el lujo y el valor incalculable de las piezas de plata descritas, incluidos los uniformes (libreas) de los dos cocheros y dos pajes de su lujoso coche, sin contar cuadros y muebles de último estilo.

El marquesito falleció tiempo después y su hijo fue criado en España, el cual no tuvo descendencia, concluyendo así el marquesado. Por su parte la Marquesa al quedar viuda, se casó en segundas nupcias con un oficial militar español y se fue a vivir a España, vendiendo seguramente la casa con todo su contenido, según concluye Lofstrom.

¿Casa de inquisición? ... un absurdo

De acuerdo a los datos existentes, oficinas de la Santa Inquisición Católica solo habían en Lima, México y Cartagena de Indias. Lo que si había en Buenos Aires, Santiago y La Plata eran delegados de la Inquisición que podían ser religiosos o laicos que vigilaban el buen comportamiento del vecindario. “No había casa donde torturaban y encarcelaban”, aclaró Lofstrom.

Asimismo, la investigadora Rosario Barahona, asegura que no hay ningún documento primario que pruebe que la Inquisición haya funcionado en la Plata y menos ningún temido tribunal que haya operado desde esa ciudad. Las referencias que encontró son de historiadores anteriores que no se basan en fuentes exactas.

Por su parte el padre Bernardo Gantier, responsable de la Comisión Arquidiocesana de la ciudad de Sucre, dice igualmente que no funcionó un tribunal de la Inquisición en La Plata. “Solo había un representante de la inquisición, como el Dean de la Catedral que recibía causas sumariales ó denuncias y las remitía a Lima. Basta ver en wikipedia para saber”, aclara el jesuita. •

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