Monday, September 19, 2016

Sala Capitular de la Catedral muestra su riqueza


PARA SABER

1. Bartolomé Gonzáles de Poveda fue presidente de la Real Audiencia de La Plata y posteriormente pasó a ser arzobispo de La Plata, reconocido por su labor en instancias políticas.

2. Fray Francisco de Borja, que fue nombrado a trabajar en La Plata, fue bisnieto del santo Francisco de Borja, quien además tenía entre sus ascendientes a un Papa.

3. Monseñor Santos Taborga fue conocido por defender los derechos de Bolivia frente a Chile después de la Guerra del Pacífico. Fue conocido por sus méritos como escritor e intelectual.

4. Monseñor Víctor Arrien era sucrense y durante su vida juntó varios bienes para que se conforme el museo de la Arquidiócesis, aunque él pensaba en implementarlo en San Felipe Neri. Hoy varios de sus bienes están en el Museo Colonial Charcas y otros en la Catedral Metropolitana.

5. El arzobispo Cristóbal de Castilla y Zamora ejerció grandes cargos como el de inquisidor, obispo de Huamanga y arzobispo de La Plata. Construyó el seminario San Cristóbal, el Palacio Arzobispal y fundó las cátedras de las facultades de Derecho en la Universidad.

6. Monseñor José María Mendizábal fue ministro plenipotenciario de Bolivia en el Perú, diputado nacional en varios congresos, consejero de Estado, obispo de La Paz y arzobispo de Charcas.

7. Pedro Vásquez de Velasco fue el primer chuquisaqueño en ser nombrado arzobispo, pero no llegó a ejercer su cargo ya que murió en Mizque cuando se trasladaba a su nueva designación.

8. El arzobispo San Alberto recorrió tres veces toda la Arquidiócesis de La Plata, que comprende lo que ahora es Tarija, Chuquisaca, Potosí, Oruro y el Litoral, hablaba quechua, está enterrado en Santa Teresa donde guardan su poncho.

9. Monseñor Agustín Rodríguez Delgado tuvo cuatro cargos de obispo, fue uno de los representantes de la Iglesia con mayor cantidad de nombramientos en estar en La Plata.

10. El arzobispo Gaspar de Villarroel era escritor, obispo de Santiago, obispo de Arequipa y subió al arzobispo de La Plata; fundó el convento de Santa Teresa donde está enterrado.

En un viaje por 244 años a través de la historia de la Iglesia y con ella, del arte, de la cultura y la historia, la Sala Capitular de la Catedral Metropolitana se mantiene de pie en quietud, pero con un gran tesoro patrimonial entre sus antiguas paredes: una colección de retratos de autoridades eclesiales que muestran una línea de tiempo en el arte desde el siglo XVI hasta nuestros días.

Contigua a la sacristía de San Bartolomé al lado derecho del altar central de la Catedral, se encuentra la Sala Capitular, a la que se llega a través de un pequeño callejón ya que su puerta de ingreso independiente fue tapiada. En ella reposan un total de 40 retratos de los obispos y arzobispos de la Real Audiencia de Charcas y Chuquisaca.

La intención es convertir a la sacristía de San Bartolomé en una sala de museos donde se exponga la riqueza en ornamentos litúrgicos guardados en más de 400 años de historia, todos expuestos en vitrinas de cristal de vidrio templado con las que ya cuenta la Iglesia. Esta sala de museo sería parte del recorrido del museo de la Catedral.

La Sala Capitular, que fue donde se celebró el segundo, tercero y cuarto concilio platense, además de sínodos y reuniones ordinarias del cabildo metropolitano que es como el senado del Arzobispado que gobernaba en ausencia del Arzobispo; se convertiría en un espacio abierto para realizar eventos culturales como conciertos de música de cámara por su adecuada estructura acústica.

De acuerdo con el proyecto de rehabilitación de la Catedral que contempla a la Sala Capitular y la sacristía, los 40 retratos se expondrán al público en ambos ambientes, debido a su gran número, para lo que se prevé reabrir la puerta independiente de este espacio para no interrumpir las actividades eclesiásticas del templo, comenta el integrante de la Comisión Arquidiocesana de Arte Sacro de Chuquisaca, padre Bernardo Gantier.

Los cuadros muestran la imagen de todos los que fueron obispos y arzobispos de La Plata, desde Tomás de San Martín, el primer obispo de La Plata, hasta Alonso Ramírez de Vergara que murió en 1604 siendo el último de ese rango ya que luego se nombrarían arzobispos hasta llegar a monseñor Jesús Pérez Rodríguez y faltaría el cuadro del actual arzobispo, Jesús Juárez.

“Se ha pensado que hay que dar un poco más de holgura a los cuadros y la serie debe continuar en la sacristía de San Bartolomé. Esta Sala Capitular que tiene su solemnidad y su grandeza particular, hay el plan de que una vez se restaure la Catedral, estén bien las cubiertas, se pueda dar un buen uso, se la va a utilizar para actos solemnes importantes del Arzobispado, conferencias en temas culturales, históricos y conciertos porque tiene buena acústica”, explica Gantier al añadir que también sería ideal contar con clavicordio, un instrumento de cuerda y teclado antiguo y una espineta.

Esta sala se encuentra bastante afectada por el paso del tiempo, la bóveda de cañón que es parte del estilo de su techo requiere de una intervención pronta para cumplir un rol importante entre la oferta de atractivos turísticos patrimoniales en Sucre. Su restauración está contemplada como parte de un proyecto al que las autoridades de la Alcaldía y la Gobernación se comprometieron a financiar con la renovación de un convenio, el pasado 8 de septiembre.

El proyecto requiere de una inversión de Bs 2.666.141, monto del que la Gobernación colocará Bs 2.132.912 (80%) y la Alcaldía Bs 533.228 (20%).

De acuerdo con Gantier, una de las razones más importantes para que este espacio esté abierto al público y a los investigadores es el hecho de que sólo así se podrá conocer más de la historia de Sucre y Chuquisaca que es el único lugar en todo el país y uno de los pocos en toda Sudamérica en contar con un legado como éste, en el que el arte y la religión se exhiben en un conjunto de retratos no de personajes, sino de la historia misma.

Una mirada al origen de la Sala Capitular

En la Sala Capitular se celebraron el segundo, tercer y cuarto concilio platense, además de sínodos y reuniones ordinarias del denominado Cabildo Metropolitano que es una instancia similar a un senado del Arzobispado.
La función de este Cabildo Metropolitano fue esencialmente la de gobernar en la arquidiócesis en la ausencia del arzobispo.
Hoy en día este Cabildo todavía se conforma aunque sus funciones no son tan continuas como en otras épocas; el que preside esta instancia es monseñor Arístides Espada.
La sala capitular fue edificada en 1772 por encargo de Miguel de Argandoña Pastén y Salazar, natural de Córdoba (Argentina).
Como dato curioso se sabe que el primer obispo en ser nombrado para el Obispado de La Plata, monseñor Tomás de San Martín, en realidad nunca llegó a ejercer sus funciones debido a que murió antes de llegar a su nueva jurisdicción de trabajo, de acuerdo con datos otorgados por el sacerdote jesuita Bernardo Gantier.

Evidencia del arte creado desde la Colonia

Si bien una gran parte de los 40 cuadros no cuentan con la identificación de su autor, se considera que con un proceso de restauración se podría lograr identificar a los creadores de esos retratos que en algunos casos parecen incluso mortuorios por la apariencia rígida y pálida de la persona.
Hace varios años, Pedro Querejazu elaboró un proyecto de restauración de los cuadros, pero no se logró llevar a cabo; sin embargo, es una labor que requiere ser retomada y ejecutada debido al mal estado de la mayor parte de los cuadros.
Otro de los aspectos que le da valor agregado a la Sala Capitular es el hecho de que en Bolivia no hay muchos cuadros de los siglos XVI, XVII y XVIII, periodos que sí están representados en estas obras.
De acuerdo con lo comentado por el jesuita Bernardo Gantier, varios de los retratos son “mortuorios” porque en esa época era común que se realizaran servicios de ese tipo para tener una imagen de personajes importantes incluso una vez fallecidos. De hecho, en los diarios de la época, se solía ofrecer el servicio de fotografías y retratos mortuorios que en algunos casos incluso representan al difunto con la familia en una misma imagen.





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