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Monday, July 25, 2016

Museo Etno Antropológico de Cinti



Desde su apertura, en 1993, el patrimonio del Museo Etno Antropológico de Cinti, ubicado en Camargo, fue creciendo por los aportes de ciudadanos comprometidos con esta noble causa. Benjamín Aramayo Sivila inauguró el museo con el objetivo de transmitir parte de la historia cinteña y como una forma de retribución por la generosa acogida que le dio esa tierra; detalle, este último, que no es óbice para que él se sienta un hijo más del valle de Cinti, donde reside desde fines de la década del 50 del siglo pasado.

Aramayo cuenta a ECOS que viajó allá para disfrutar de unas cortas vacaciones y conoció a las familias propietarias de viñas y bodegas, además de la campiña rodeada de impresionantes viñedos en un valle con un clima particularmente benigno, custodiado por el cañón Colorado. Aprendió a saborear los exquisitos vinos pateros, el aromático singani y se relacionó con la gente sencilla, laboriosa y sacrificada del lugar.

En esas circunstancias conoció a una linda joven cinteña, Hortensia Rivera, quien le robó el corazón. No había mejor impulso para volver una y otra vez a Cinti, hasta que se animó a pedir su mano en matrimonio.

La familia
Poco tiempo después se celebró la boda en Cruz Huasa, la finca de los padres de la novia, pero la joven pareja ubicó su lugar de residencia en Potosí, donde Benjamín desarrollaba su actividad profesional.

Sin embargo, el temprano y complicado embarazo de su primogénito fue determinante para que regresaran a Cinti, donde el clima y los cuidados de la madre de Hortensia propiciaron seguridad e hicieron posible el nacimiento del nuevo miembro de la familia.

En aquel tiempo Benjamín se introdujo en el mundo de la viticultura, la elaboración del vino y el singani; en el quehacer rural tan particular de ese valle. La experiencia fue tal que, de hecho, cambió los planes de la pareja y se estableció definitivamente allí.

Con el paso de los años, habiéndose dedicado inicialmente a la producción de la vid y la elaboración de sus derivados, se involucraron en distintas actividades agrícolas y comerciales, hasta que en la hostelería encontraron su rubro preferido. Así fue que pusieron en funcionamiento el Hostal Cruz Huasa.

El legado del museo
El matrimonio Aramayo - Rivera conservó la viña que dio nombre al hostal hasta hace unos años. Interesados en conservar y transmitir la historia y la tradición de las provincias cinteñas, en 1993 instalaron el Museo Etno Antropológico de Cinti, resguardando en él una parte del rico patrimonio arqueológico de la zona, así como equipos, materiales y herramientas que se emplearon en las distintas etapas y evolución de la vitivinicultura.

Curiosamente, en los últimos años el museo fue incrementando sus activos con el aporte de las familias cinteñas, que allí encontraron un inmejorable espacio para depositar los objetos de sus antepasados y para que otros también pudieran disfrutarlos. Ahora está en el Chilcar, a dos kilómetros de Camargo, en la ruta que va a Tarija, donde la familia construyó ambientes adecuados para exponer de mejor forma la muestra patrimonial de Cinti. Se encuentra ubicado en una elevación próxima al río Chico, desde la que se tiene una vista privilegiada del cañón: se puede observar el río, las viñas, las casas de hacienda y el pueblo.

Enseres para el vino
En torno al museo hay un gran patio con un florido jardín, donde se aprecian antiguas y macizas prensas importadas de Europa destinadas a la extracción del jugo de la uva. También grandes tinas de estaño, donde se almacena y añeja el singani; enseres vetustos para la industrialización de la uva, así como un carretón con ruedas grandes y fuertes que se utilizaba para el transporte de bebidas y otros productos en el pasado.

A un costado del patio, una pequeña bodega en la que uno de los hijos de la pareja elabora de forma artesanal los vinos “Oveja Negra”; otro interesante atractivo por conocer.

Insumos para el vino
En el interior del museo están los diferentes instrumentos que se emplean en la vinificación y destilería; entre ellos, llama la atención la k’onchana, un artefacto rudimentario con el que se elaboraron los primeros aguardientes, que años después serían conocidos como singani, evocando el nombre de la hacienda Siwingani (ubicada en el cantón Uruchini del municipio de San Lucas).

También se observan falcas y alambiques que fueron empleados para procesar la bebida boliviana de renombre internacional. Prueba de ello es una colección de aproximadamente 200 etiquetas de los vinos y singanis producidos en Cinti, que demuestran la importancia de esta industria. Las más antiguas datan de mediados del siglo XIX.

Asimismo, hay fotografías y pequeñas reseñas biográficas de los industriales cinteños vinculados a la vitivinicultura. También imágenes antiquísimas que muestran pasajes de la vida cotidiana desarrollada en el valle.

En esta colección no podía faltar una copia de la Ley departamental del 25 de febrero de 2011, con la declaratoria del nombre de singani como Patrimonio Cultural de Cinti y de Chuquisaca.

Colección precolombina
En el mismo ambiente resalta una importante colección de objetos precolombinos trabajados en cerámica y piedra de uso cotidiano y ceremonial; la diversidad y calidad de las piezas expuestas indican la antigua ocupación de las culturas asentadas en esa región a lo largo de la historia.

“En la región se encuentran petroglifos, pinturas rupestres, ruinas de edificaciones y otros vestigios muy antiguos como huellas de dinosaurios que en pocos casos han sido objeto de estudio, existiendo mucho por investigar y por proteger. Lastimosamente, gran parte de ese patrimonio se pierde sin que haya una entidad que promueva su cuidado”, detalla Aramayo a ECOS.

El museo guarda un lugar especial para las reliquias que quedaron de las guerras de la Independencia y del Chaco.

Los trajes típicos expuestos que usaban los comunarios de los municipios cinteños y otros grupos sociales, reflejan la vida cotidiana en distintas épocas.

Menaje de cocina
En la muestra también se puede apreciar pailas de cobre, grandes cucharas de madera para batir dulces, coladores, cucharones, moldes y otros utensilios que hicieron y hacen posible la obtención de manjares derivados de las frutas. Están bien dispuestos para su observación en el museo.

Pero Cinti no solo destaca por su vitivinicultura. También se le reconoce su fama por una gran variedad de frutas y la producción de mermeladas y productos deshidratados, que alcanzó gran diversidad en los últimos años por el trabajo esmerado de las mujeres cinteñas. Entre ellos resaltan, por ejemplo, el dulce de cuaresmillo (último durazno de la cosecha, pequeño y entero), o el dulce de breva (higo verde en almíbar).

Instrumentos musicales
Ya finalizando el recorrido se puede ver los instrumentos musicales que alegraron y acompañaron las festividades de la región durante siglos, lo mismo que equipos antiguos, como gramófonos, victrolas y ortofónicas, que en tiempos más modernos permitieron conocer y gustar de la música producida en otras latitudes.

El museo es visitado por un número apreciable de turistas nacionales y extranjeros, así de los propios cinteños. Muchos dejan su opinión en el libro de memorias, donde destacan su satisfacción por haber conocido las diferentes facetas de la historia de esta zona y ponderan el trabajo de la pareja que hizo posible este particular repositorio.

Dispuestos a compartir la historia de Cinti a través del recorrido por el museo están Benjamín y Hortensia, ofreciendo una grata conversación y, su mayor atributo, la cordialidad.

Datos complementarios
- Benjamín Aramayo Sivila nació en Suipacha, Tupiza. Es contador, fue catedrático en la Universidad Autónoma Tomás Frías de Potosí y bancario. Tiene tres hijos.
- Aramayo es autor del libro “Vinos, singanis, coplas e historia”, publicado en 2011. En su presentación comenta: “Sin pretender hacer una historia completa de Cinti, la hago con todo empeño y cariño, porque pienso en las esperanzas, en los sueños y en el duro trabajo dedicado a las uvas, al esfuerzo constante para convertirla en vino”.
- Camargo está ubicado a 320 kilómetros de Sucre, a 180 de Potosí y a 150 de Tarija.
- Varios medios de transporte como buses, “rapiditos” o expresos parten cada día de las terminales.
- En la casa del museo existen ambientes para hospedaje.
- Para obtener información complementaria se puede llamar a los siguientes teléfonos: 046292092 o 73357622.


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