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Sunday, December 14, 2014

Gorros y lluchus de la colección del Musef



Turbantes de fibra de algodón de por lo menos 1.500 años de antigüedad, procedentes de la costa del sur peruano. Gorros polícromos de cuatro puntas, prendas emblemáticas del poder de Tiwanaku. Tocados que en el diseño enfatizan claramente la identidad local para fines administrativos, en el breve imperio de los incas. Lluchus con orejeras tejidos con lana de oveja —introducida de Europa por los españoles— en la época colonial y de fibras y tintes artificiales en la actualidad...

Estos son apenas algunos hitos de la exposición Lluchus y gorros de la colección del Musef que se inaugura el martes 16 a las 19.00 en las salas del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (c. Ingavi 916). La muestra está integrada por 70 piezas que abarcan, cronológicamente, entre 1.500 y 2.000 años de historia. Han sido agrupadas en tres grandes secciones de acuerdo con el tiempo de su manufactura: arqueológicos (el periodo prehispánico), históricos (la época colonial) y etnográficos o contemporáneos. Elvira Espejo —directora del Musef y tejedora de la región qaqachaca— explica que esta exposición, como otras que se han montado en el Musef en los últimos años, no se limita a mostrar los objetos —en este caso los gorros— solo por su valor estético o simbólico sino que, a través de ellos, se pretende reconstruir y mostrar la “cadena operatoria”.Esto quiere decir que el objeto tal como se lo muestra al público es el último eslabón de un largo y complejo proceso que incluye el análisis de la materia prima, los procesos de transformación de esa materia, las estructuras y las técnicas de elaboración del objeto, la transmisión de los conocimientos y los componentes simbólicos o iconográficos.Por ejemplo —dice Espejo— “los gorros arqueológicos tienen materias primas con valor agregado propias de la región. En cambio, la materia prima de los gorros históricos ya es una mezcla entre lo propio y lo que viene de fuera. Y en los gorros contemporáneos se usa sobre todo materia prima que viene de fuera, como el acrílico y los tintes artificiales”.“Esta noción —insiste Espejo— nos permite ver cómo van cambiando las materias primas, los estilos, las estructuras y técnicas del textil y la iconografía. Nada es estático, todo es dinámico. El objeto no está congelado, por el contrario, es parte de un proceso, de una cadena operatoria”. “Desde lo arqueológico, lo histórico y lo etnográfico —finaliza— queremos mirar los puentes de conexión, las diferencias y las continuidades que viene desde el pasado hasta el presente. Sin esa conexión de puentes es imposible mirar cómo está organizada nuestra civilización de los objetos. Sin esa conexión los objetos se congelan en ciertos tiempos y no se puede mira ni hacia atrás ni hacia adelante. Y eso no ayuda a superar las limitaciones de conocimiento que tenemos actualmente del pasado”.El Musef posee en sus colecciones 30.000 bienes culturales y 170.000 bienes documentales. “Estas colecciones se han mostrado muy poco —dice Espejo—. Y es necesario hacerlo porque en esos bienes está nuestra identidad, nuestra cultura, nuestra ciencia, nuestra economía y muchas cosas más. Mirar los objetos en su complejidad abre mil puertas para entender quiénes somos”.Bajo esta mirada, con el rótulo general de La rebelión de los objetos, en 2013 se montó una gran exposición de la colección de textiles del Musef y se elaboró un detallado catálogo; y este año se hizo lo mismo con su colección de objetos cerámicos. También se montó una exposición —más pequeña— con la colección de muñecas y ahora les tocó el turno a los gorros. El arqueólogo Juan Villanueva, en el catálogo de la exposición, resalta que “la importancia de estudiar y analizar los gorros de la colección del Musef, sus cambios y continuidades en los distintos periodos históricos, radica en que esta prenda textil cefálica tiene fuentes potenciales de comunicación respecto a la identidad de una nación”.Sin embargo —advierte—, “un abordaje superficial de la identificación con cierto periodo o estilo regional limitaría la riqueza y sustancia de estos objetos”. Por ello propone un abordaje doble o desde dos contextos. Primero, “los gorros entendidos desde sus procesos de producción, en interrelación con materiales y técnicas empleados de modo socialmente significativo”. Segundo, “el gorro como objeto inserto en una red de relaciones con la cabeza humana, como elemento portador altamente significativo que le otorga una singular posición comunicativa”.Bajo esa perspectiva, el texto introductorio del catálogo hace un sucinto pero muy ilustrativo recorrido a través del tiempo indagando los procesos que están involucrados en su producción y los procesos de identidad y comunicación que también están presentes en los gorros.La exposición de la colección de gorros estará abierta desde el martes 16, día en el que también se presentará el catálogo. Después la muestra se integrará a las exposiciones permanentes del Musef.






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