Wednesday, December 13, 2017

Evolución de los tejidos Jalq’a y Tarabuco



Los textiles de las culturas Jalq’a y Tarabuco van cambiando con el tiempo. Los Jalq’a se caracterizan por su organización de espacio, cromatismo, formas y figuras que intervienen en los tejidos, mientras que los Tarabuco presentan una organización de espacio y tiempo más sincrónica, representando escenas de la vida cotidiana o festiva de la comunidad.

Estos rasgos se pueden apreciar en una exposición temporal interactiva que exhibe el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF) Regional Sucre, en una sala cuyo montaje presenta elementos vanguardistas que fueron concebidos bajo el nuevo concepto de museología interactiva.

Puesta en valor

Así, el MUSEF Sucre pone en valor las tradiciones y saberes de los pueblos, en este caso, los tejidos Jalq’a y Tarabuco, por medio de una exposición temporal que permitirá a los visitantes hacer un recorrido a través del tiempo.

La idea es mostrar el trabajo textil que se realizaba hace algunas décadas y el trabajo que las tejedoras van realizando hoy en día, explica a ECOS el coordinador regional del MUSEF Sucre, Víctor Antonio Guevara.

En la exposición se aprecia cómo los textiles han ido cambiando y evolucionando a través del tiempo. El montaje de la sala se realizó bajo la supervisión del arquitecto Ariel Vera, con el apoyo de David Claure, Ingrid Loayza y Wilfredo Tapia, personal del MUSEF Sucre.

“El montaje resultó moroso, se utilizaron lanas de oveja de colores para hacer una representación abstracta de un telar, para que la gente imagine cómo se va tejiendo un textil”, detalla Guevara.

Además, la nueva propuesta permite una interacción del público con los objetos expuestos. Los textiles no solo son apreciados por su belleza o por su estética, sino por la función que cumplen. “A diferencia de otras muestras, aquí la gente puede aprovechar la visita para tomarse una selfie e incluso tocar los tejidos”, explica después.

Esta exposición temporal cuenta con los textiles de la experta en tejidos Brígida Coronado, quien gentilmente facilitó las prendas para la presentación.

Entre los tejidos de la cultura Jalq’a destacan: Un aqsu completo que lleva el diseño de un cóndor, un capote que se utiliza en las fiestas de la comunidad, un poncho de diario y otro que se usa en una danza típica para tocar la caja en las fiestas; finalmente, la aymilla, aqsu, sombrero y liqlla, prendas de hilo de oveja con 75 años de antigüedad.

Entre los tejidos de la cultura Tarabuco sobresale un aqsu completo tejido con hilo de oveja que se utiliza en la fiesta de Todos los Santos, destacando los colores lilas y negros. Luego, un aqsu en cuadro que representa el calendario anual (“yuyay”) y marca el comienzo de la siembra de la papa y la conclusión con el festejo de la Virgen de Guadalupe.

Tejidos Jalq’a

Guevara explica que los textiles Jalq’a descubren una situación caótica, con figuras de todo tamaño y formas que a veces se tocan y no se sabe dónde empiezan ni dónde terminan.

Se trata de la representación de un mundo oscuro, lleno de seres extraños. No expresan una sociedad humana sino algo fabuloso, el “Sajra”, dios de las profundidades de la tierra, de las aguas subterráneas y de los lugares alejados. Pero también dios de los lugares solitarios, de la penumbra, cuando la neblina cubre el paisaje.

Sajra corresponde a lo impreciso, a la percepción difícil, a la oscuridad, a los colores cambiantes, a la creación artística y a la procreación.

En el tejido Jalq’a, la representación más común es la de un animal fantástico, llamado de manera genérica “khurus” (salvaje, indomable, en quechua). Se clasifican en varios tipos y son los animales que existen en el mundo real pero cuya imagen anatómica o posición les hace únicos, irreales.

Los khurus se reproducen sin cesar en los tejidos Jalq'a y los pequeños (animales que están dentro de los grandes) son siempre una especie diferente de la de sus genitores. Otros pertenecen a medios ecológicos lejanos, que nunca han recorrido los Jalq'a, como por ejemplo los leones. Su presencia indica que el espacio representado es un lugar desconocido.

También hay animales imaginarios como pájaros de cuatro patas, con dos cabezas; mamíferos con alas, animales con ojos sobre su cola, con lenguas en forma de flecha y otros.

En los tejidos de Jalq'a es muy raro encontrar figuras humanas; si hay, son pequeñas, estáticas, sin detalles, ropa ni objeto, son asexuadas y siempre están perdidas en un mundo lleno de animales grandes y extraños, en el que el hombre no está en su lugar… no domina nada.

Tejidos Tarabuco

Con sus diseños, los tejidos Tarabuco muestran actividades humanas; por ejemplo las fiestas, la siembra, la cosecha o una corrida de toros. Reflejan el placer y la memoria de los pueblos originarios. Las mujeres tejedoras poseen una increíble habilidad creadora que siempre está en constante renovación, como la vida misma.

Sus textiles siempre están organizados en tiras de ancho variable. La simetría es también una regla. Los tejidos de Tarabuco representan un mundo ordenado y simétrico.

Los colores son luminosos y saturados para ser perfectamente visibles sobre el fondo claro. Además, utilizan en su degradé colores contrarios, creando una ambigüedad visual. Formas sencillas, independientes las unas de las otras, bien definidas en figura y contorno.

“Representan una naturaleza organizada, real y definida, con representaciones solares habitadas por animales conocidos y por seres humanos con acciones definidas”, detalla Guevara.

Además, en estos textiles se pueden distinguir dos tipos de figuras: las continuas (tiras decorativas) y las discontinuas (sujetos independientes).

En las figuras continuas, algunas son abstractas (líneas en zigzag) y otras del mundo real pero estilizadas como las flores (t'ika), los ojos (ñawi), los pájaros (yut'us), las hojas (Laqhi laqhi).

Las figuras discontinuas pueden ser estilizadas como las continuas pero independientes, o icónicas intentando evocar los rasgos del sujeto para reconocerlo como tal (una persona, un pájaro, un evento...). Estas figuras icónicas son cada vez más numerosas.

Cambios

Según Guevara, hasta hace unos 15 años, para el teñido de la lana de oveja de los textiles Jalq’a y Tarabuco se usaban tintes naturales vegetales, de molle y de cochinillas, que le daban mayor fuerza y brillo al color; el tono salía más prolijo.

Ahora se utilizan anilinas que, a pesar de sus colores precisos, al ser artificiales se vuelven menos duraderas, acota el responsable del MUSEF.

“Se irán olvidando”

Otra situación que acontece, según Guevara, es que las mujeres ya no están enseñando a las nuevas generaciones de niñas el proceso del teñido. “Si esto sigue ocurriendo, se irán olvidando de esta importante práctica milenaria”, advierte él.

Esta realidad se debería a la migración de la gente de ambas culturas; salen de sus comunidades en busca de mejores oportunidades de vida y solo retornan a sus pueblos para las fiestas y otras fechas especiales.

“La migración hace que vayan adoptando características y costumbres de los nuevos lugares donde viven”, finaliza Guevara. •

Ambas culturas se sitúan al este de Sucre

Las comunidades de las culturas Jalq’a y Tarabuco se ubican al este de Sucre y todo parece indicar que formaron una unidad política antes de la colonización española. Ambas desarrollaron un arte textil rico y complejo, siendo muy diferentes una de la otra.
Los Jalqa representan un grupo étnico de 26.000 personas. Se reconocen como grupo y se reparten entre varias comunidades.
Los Tarabuco heredaron su nombre de un pueblo situado al lado de Sucre y, aunque ambos hablan el mismo idioma y forman una cultura unida, no se reconocen como un solo grupo.
En un estudio reciente, unos etnólogos descubrieron que los pallay de Tarabuco y de Jalq'a se han construido como resultado de un diálogo entre las dos comunidades a través de sus tejidos.

El MUSEF, con énfasis en los niños y los jóvenes

El MUSEF depende de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y su principal objetivo es coordinar actividades cultuales de extensión, haciendo énfasis en el trabajo con niños y jóvenes.
También fomenta el desarrollo cultural de esta región del sur del país para vincular acciones socioambientales y culturales, con el fin de rescatar, promover y fortalecer en el público visitante el interés por la revalorización de los conocimientos científicos ancestrales.
“Esta institución coordina la distribución de material de difusión como cartillas educativas que permiten generar un diálogo entre los visitantes y el personal del museo, utilizando herramientas lúdicas”, explica su coordinador regional en Sucre, Víctor Antonio Guevara.


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