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Monday, July 6, 2015

Paseo por la sala arqueológica del museo de San Francisco



El museo del Centro Eclesial de Documentación del convento de San Francisco alberga distintas expresiones culturales y artísticas recopiladas por los religiosos durante sus más de 400 años de existencia. Su entrada, ubicada en la calle Colón y La Madrid, conduce al visitante primero a la Sala de Exposición Arqueológica “Padre Anselmo Andreotti”.

Por intereses culturales y más para compartir los proyectos de la comunidad de Omereque, el P. Anselmo Andreotti, (franciscano, nacido el 17-6-25 en Rabbi, Trento) se preocupó de formar la colección arqueológica entre 1967 y 1980, donada después al Centro Eclesial de Documentación.

Las piezas
Por eso, el 80 por ciento de las piezas son originarias del subsuelo de Omereque. El haber encontrado una selección tan diversificada y amplia de Bolivia, se debe a las características territoriales de la misma comunidad. Trazada en una línea de aguas (río Omereque, río Mizque y río Grande) era punto de comercio para las poblaciones de los valles centrales, desde Chuquisaca, Potosí y Cochabamba.
Al ingreso de la sala, el visitante se tropieza con la primera vitrina que contienen vestigios del momento formativo de la cultura tiwanacota, la civilización aymara en el altiplano boliviano. En este estante se pueden observar imágenes de la Pachamama, la serpiente andina, cabezas de llama esculpidas, lascas, flechas y hachas.
Luego unos pasos más allá se encuentra una segunda vitrina que corresponde la ciudad –Estado tiwanacota que se desarrolló alrededor del año 800 dc. En este espacio se puede observar trabajos de cerámica que representan por ejemplo al ticti (gato grande), al mallcu (cóndor), vasijas y diversos elementos de la vida cotidiana.
La tercera vitrina corresponde al Tiwanacu expansivo, entre el año 900 y 1200. En este lugar ya se encuentran elementos más elaborados querus (vasos) y pucus (platos) y utensilios de cocina. Algunos de los recipientes están adornados con coloridas figuras geométricas, además de otros objetos de prestigio social.
Las vitrinas 4 y 5 exponen las expresiones plásticas de las culturas Mojocoya (500 - 1000), y Omereque (600 – 1000). Vasijas, platos grandes, cántaros, decorados de manera polícroma con imágenes simbólicas, además de vestigios de textiles, ruecas y agujas se observan en este espacio.
El sexto estante esta dedicado a la cultura Yampara, que de igual manera muestra cerámica más elaborada cubierta de una variedad de colores intensos con piezas de dimensiones relativamente grandes y con el uso del figuras zoomorfas y antropomorfas.
Finalmente, la última vitrina esta dedicada a la cerámica Arawak, Lapaya-Inca, Ciaco, Yura, Uruquillas y Tomatas.
Respecto a los restos de cerámica arawak -contemporánea de la tiwanacota- sus expresiones se caracterizan por la falta de decoración en colores; la uruquilla muestra interesantes juegos geométricos (vivieron entre Chuquisaca y Tarija). Las expresiones de la cultura ciaco se caracterizan también por el predominio del color amarillo en sus cerámicas.
La colección no dispone de una contrapartida de vestigios de las zonas orientales, correspondientes a los tiempos tiwanacotas y ubicados en los territorios del Beni, que mostrarían un punto de confluencias de las poblaciones arawak desde el norte y de su distribución posterior.
Tenían gran manejo de los ciclos de cultivo, de la defensa de los agentes naturales y conocimientos de las técnicas agrícolas. Se esparcieron en todos los territorios orientales hasta las últimas estribaciones andinas de Tarija. Estas poblaciones fueron avasalladas por los guaraníes (1500) y conformaron el ramo de los tapietes de los mismos.

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